Agenda Confidencial / Salinas, el malo
Cuando Carlos Salinas Gortari les dijo a los empresarios de todos los sectores (industrial, comercial, financiero, turístico, telecomunicaciones...) "fórmense muchachos" porque vamos a regalar las empresas paraestatales, aquellos manifestaron su regocijo y empezaron a pedir: yo quiero un banco; a mí dame una aerolínea, una cadena de hoteles, una aseguradora, un ingenio azucarero, unas minas... su chapetón, Alonso Ancira, pidió Altos Hornos de México y se la asignaron sin tener un quinto en la bolsa.
Yo me conformo con una cadena de televisión, dijo otro Salinas, a quien le asignaron en 1993 el "Paquete de Medios de Comunicación", conformado por una docena de empresas televisoras, incluyendo por supuesto Televisión Azteca. Todos los agraciados, muchos de ellos amigos del presidente y socios de su hermano, vivieron felices.... hasta que les empezaron a "sacar sus trapitos al sol".
Salinas terminó su sexenio dejando una estela de corrupción; varios de los compradores de las empresas paraestatales resultaron salpicados y relacionados con Raúl Salinas de Gortari, hermano del presidente, entre ellos, el dueño de Televisión Azteca, Ricardo Salinas Pliego, quien en julio de 1995 confesó: "Si utilice 29 millones de dólares de Raúl Salinas de Gortari para el pago del paquetes de medios, pero me los prestó... no soy prestanombres de Raúl Salinas de Gortari ni de nadie y todas las actividades que he realizado siempre han sido apegadas a la ley...el ingeniero Salinas no es mi socio ni accionista de ninguna de mis empresas... todo ha sido una mala interpretación de los hechos y lamentablemente parece que ha habido una mala interpretación por parte de algunos medios con la mala intención de torcer las cosas". ¡Ah pillines! Exclamó el respetable en aquel entonces.
Por cierto, aprovechando la influencia del "hermano incómodo", Salinas Pliego le reclamó a Jacques Rogozinski una contingencia que supuestamente el nuevo dueño de la televisora había descubierto, la cual, según el reclamante, ascendía a 250 millones de dólares. "Nosotros le dijimos que cuando mucho le podríamos considerar20 millones de dólares, por lo que se indignó, se paró y se fue. El asunto lo llevamos a juicio legal y lo ganó el gobierno", comentan los privatizadores.
La jugada de Salinas era que le regresaran los 250 millones de dólares y de ahí pagaba los préstamos al hermano Raúl y otros créditos a la palabra, comentaron los sospechosistas hace más de 25 años.
Sobre este penoso asunto en julio de 1995 comentamos: Los encargados de vender las empresas paraestatales el sexenio pasado no se explican cómo el "hermano incómodo" del presidente Salinas pudo haber intervenido en favor de aquellos compradores, si la mayoría de los procesos supuestamente fueron transparentes" Bueno, eso de la transparencia en el proceso privatizador más grande de la historia del país fue un mito genial.
En la serie de suposiciones sobre la intervención de Raúl Salinas en el proceso privatizador del sexenio de su hermano, se dijo, por ejemplo, que cuando los funcionarios del gobierno, ya fuera del Comité Gasto Financiamiento o los mismos encargados de la venta de empresas le informaban al presidente quiénes eran los principales concursantes por equis empresa y cuánto podían estar dispuestos a ofrecer, inmediatamente Carlos le "pasaba corriente" a Raúl. El hermano incómodo se comunicaba con los posibles clientes a quienes les ofrecía sus servicios, con su respectiva "mochada", claro, y de este modo llegaban muy seguros a la presentación de las ofertas.
De Ricardo Salinas Pliego podrían contarse muchas operaciones truculentas, que vale la pena recordar ahora que el empresario se encuentra en "el ojo del huracán", no de "Otis", sino de "López" que empezó a formarse cuando éste último lo "balconeó" con el adeudo que tiene con el fisco que asciende a 20 mil millones, aunque otros dicen que son 80 mil millones de pesotes.