Acapulco espera, AMLO cuida su investidura Incalculables aun son las pérdidas por el paso de Otis sobre Acapulco y otros municipios de Guerrero y es necesario seguir hablando de ellos, los lugareños lo perdieron todo y claman desesperados por ayuda real. Los recursos empiezan a sumarse pero solo es el principio para sacar adelante un lugar al que México le debe tanto, y por humanidad, ¡por favor! Hace unos días, el área de seguros de la calificadora Fitch hizo pública una estimación preliminar de pérdidas catastróficas ocasionadas por el huracán más terrible de la historia moderna del país (categoría 5), que revela tanto el valor de daños económicos corno la valuación para aseguradoras y lo ubica en 16 mil millones de dólares.
Hay que conseguir esos recursos para levantar Acapulco y dejar de perder el tiempo en el narcisismo vestido de investidura. El más reciente manual DMS-5 de la Asociación Estadounidense de Psiquiatría, resume que los pacientes con trastorno narcisista necesitan ser admirados, su autoestima depende de la consideración positiva de los demás que por lo general es muy frágil.
Las personas con este trastorno esperan ver lo que otros piensan de ellos y evaluar si lo están haciendo bien.
Se molestan por las críticas de los dernásy por el fracaso, lo que les hace sentirse humillados y derrotados. Pueden responder con ira o desprecio, o pueden contraatacar con saña. O se retiran de la causa en un esfuerzo por proteger su sentido de autoimportancia (grandeza o grandiosidad). También pueden evitar situaciones en las que hay posibilidades de que fallen, se lee en el mismo manual de la asociación