Existe una correlación en la geopolítica que resulta peligrosa. Muy peligrosa: mientras más debilitados se encuentren los mecanismos multilaterales, se incrementa el riesgo de conflictos bélicos.

Al paso de los meses, durante los últimos dos años, hemos visto al secretario general de la ONU mostrando desaliento y cierta impotencia en SUS declaraciones por lo que pasa particularmente en el Consejo de Seguridad, y en general, por la situación crítica que se observa en diversas regiones del mundo.

Los organismos multilaterales, a través del derecho internacional, transfieren representatividad a pequeños países que, frente a las grandes potencias, suelen ser víctimas de acciones de poder asimétrico, como podría ser la pérdida de territorio. Un ejemplo es la guerra en Ucrania.

En tiempos de paz no se voltea a ver a Naciones Unidas; no se le exige su poder de árbitro, pero en tiempos de guerra el mundo suele cuestionar su funcionalidad. Es criticada por la ausencia de poder frente el derecho de veto que tienen los cinCO miembros permanentes del Consejo de Seguridad.

La responsabilidad no es del Secretario General de Naciones Unidas, que en la actualidad la encabeza el portugués António Guterres; la responsabilidad recae en China, Estados Unidos, Francia, Reino Unido y Rusia.

Ya son muchos años en los que se ha hablado de la necesidad de una reforma al Consejo de Seguridad, pero los cinco miembros permanentes se niegan a ceder poder.

El efecto es demoledor. La polarización que se observa en el mundo, la evolución de regímenes autoritarios y las crisis económicas de inmigración, inyectan demasiada presión a los mecanismos multilaterales.

El pasado 7 de febrero, y dirigiéndose a la Asamblea General, António Guterres dijo: "La disfunción actual es más profunda y más peligrosa", añadiendo que los mecanismos bien establecidos durante la guerra fría, creados para ayudar a gestionar las relaciones entre superpotencias, están ausentes en el actual panorama multipolar. "Nuestro mundo ha entrado en una era de caos".

Los dirigentes de los países suelen ser renuentes a ceder poder por el bien común del planeta. Me refiero particularmente a las grandes potencias.

Ortega y Gasset dijo que lo conveniente para los países es dialogar con su entorno; se refería a emprender un intenso diálogo internacional.

No deberíamos subestimar a organismos como Naciones Unidas. Su razón de ser es la paz.

En tiempos como los que vivimos la ONU tendría que jugar un rol estratégico.

"Para millones de personas atrapadas en conflictos en todo el mundo, la vida es un infierno mortal, cotidiano y hambriento", mencionó Guterres ante la Asamblea General.