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Patrimonio // El poder de la responsabilidad financiera


El pasado martes escribí acerca del poder de la inteligencia financiera, que es una capacidad que todos podemos aprender y desarrollar si de verdad queremos tener una vida mejor. Eso implica también tomar responsabilidad de nuestras decisiones financieras.

Por lo general la gente tiende a culpar a otros de sus problemas financieros. Hace mucho tiempo en un curso de inversiones, una persona preguntó si podía demandar a la casa de bolsa porque invirtió en un fondo de inversión que estaba perdiendo dinero. “Ellos anunciaron ese fondo en el periódico porque había dado un excelente rendimiento, pero desde que yo entré sólo están perdiendo”.

Argumentaba que nunca le dijeron que eso podía pasar. Sin embargo, cuando abrió el contrato, firmó que había leído el prospecto de información de ese fondo y que comprendía los riesgos. También le hicieron un perfil de inversionista, el cual le sugirió un portafolio de inversión distinto, pero dio instrucciones de poner todo su dinero en ese fondo específico, porque era el que había dado mejor rendimiento.

Aún así, su argumento era: “pero no me dijeron” y “están haciéndome perder dinero” por lo que “deben hacerse responsables”.

En realidad él fue el que ignoró las recomendaciones y además dio instrucciones de poner su dinero ahí, en un producto que claramente no entendía.

Pero también a lo largo del camino he visto muchísimos casos de gente que sí sigue, completamente a ciegas, recomendaciones de otros.

Hace algún tiempo me contactó una señora que acababa de quedar viuda, con dos hijos pequeños, porque “el banco” no le quería pagar el seguro de vida de su esposo, que ella insistió que comprara. Cuando revisamos la póliza, sólo cubría muerte accidental. Su marido falleció de causas naturales (un infarto fulminante). Le costó trabajo entender la diferencia. Un caso que me partió el corazón, pero no había nada que hacer.

Por eso es tan importante la cultura financiera, porque nos da elementos para poder tomar mejores decisiones financieras. Nos da un criterio y nos permite además hacer las preguntas adecuadas. Así podemos distinguir consejos buenos y malos. Porque al final, la decisión la tomamos nosotros.

A todos nos cuesta mucho trabajo ganar nuestro dinero, pero sobre todo conservarlo y dirigirlo hacia las cosas que realmente son importantes. Me desespera ver cómo abundan personas que piensan que usar crédito para todo “es normal”, que se endeudan para comprar cosas y que no tienen un peso ahorrado para solventar un pequeño imprevisto, no se diga para su futuro.

Muchas veces se escudan diciendo: “es que no hay de otra” o “si no me endeudo, no me alcanza”. Incluso: “es que el banco se la pasa ofreciéndome préstamos”, como si fuera culpa del banco.

Una vez a un amigo de mi hermano le robaron su coche justo a la entrada de su casa. Se le acercaron, con pistolas, de ambos lados y lo bajaron. El auto tenía menos de dos años y no estaba asegurado. Una semana después entraron a su casa: se llevaron sus pantallas, computadora, aparatos de sonido y otros electrodomésticos. Incluso se llevaron parte de su ropa. Tampoco la tenía asegurada. Perdió gran parte de lo que tenía y tuvo que asumir las consecuencias.

Ser responsable con nuestro dinero es también ser responsable con nuestra vida. Implica ser congruentes con nuestros valores y con lo que realmente queremos lograr. Implica tomar acción, porque nadie más lo hará por nosotros.

La libertad nunca viene sola. El poder de decisión es un poder que siempre acarrea consigo una gran responsabilidad. Si delegas en otros tu poder de decisión, también es tu responsabilidad.

Desde luego, siempre te puedes asesorar. Hay personas que saben mucho más que tú. De hecho, la gente más exitosa tiene asesores para todo. Pero eso no significa que debas aceptar sus consejos a ciegas. La decisión de seguirlos –o ignorarlos– al final la tomas tú. Las consecuencias de esa decisión, también las asumes tú. Ese es el poder de la responsabilidad financiera.

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