Frente a la que se anticipa será la crisis económica más severa que ha vivido México, desde la Gran Depresión de los años 30, se rompió el diálogo entre las cúpulas empresariales y el presidente Andrés Manuel López Obrador.

Ayer, en una transmisión vía Internet, respaldado por 12 líderes de la cúpula de cúpulas, el dirigente del Consejo Coordinador Empresarial (CCE), Carlos Salazar, lo resumió en una frase: “Se cerró la puerta” del gobierno mexicano.

Buscaremos —dijo— abrir otras puertas, al exhortar a la Iniciativa Privada, a los obreros y al sector social a unirse en un gran acuerdo nacional para enfrentar y aminorar el impacto económico negativo que generará el coronavirus y el paro de actividades.

El dirigente empresarial, como no se le había escuchado hasta ahora, fue directo y contundente.

Advirtió que si se cristaliza el peor escenario de una contracción de -10% del PIB y 1 millón de empleos perdidos, el único responsable será el que cerró la puerta. Acusa que el gobierno cerró la puerta a las propuestas de la Iniciativa Privada.

Para el CCE, hay dos escenarios potenciales: 1.- con un acuerdo nacional se podría mitigar el efecto de la crisis. La contracción del PIB se podría reducir a -2.5% o incluso a 0%; la inflación sería entre 3 y 5%; y el tipo de cambio entre 21 y 22 pesos. La deuda respecto del PIB sería de 50% y el desempleo sería de entre 300,000 y 400,000 personas.

Si no se toman medidas concertadas entre los sectores, la caída del PIB sería entre -7 y -10%; inflación entre 6 y 10%; tipo de cambio de 25 pesos por dólar; la deuda respecto del PIB ascendería a 50% y desempleo entre 800,000 y 1 millón de personas.

El CCE aglutina al Consejo Mexicano de Negocios, presidida por Antonio del Valle; a la Asociación de Bancos de México, de Luis Niño de Rivera; la Coparmex, de Gustavo de Hoyos; la Asociación Mexicana de Instituciones de Seguros, presidida por Manuel Escobedo; la Asociación Nacional de Tiendas de Autoservicio y Departamentales, de Vicente Yáñez; el Consejo Nacional Agropecuario, de Bosco de la Vega; la Concamin, de Francisco Cervantes, y la Concanaco, de José Manuel López Campos.

Poco antes de que iniciara la videoconferencia del CCE, el presidente López Obrador, durante su conferencia “mañanera”, dijo que los empresarios Carlos Slim, dueño de Grupo Carso; Germán Larrea, de Grupo México, y Alberto Baillères , presidente de Grupo Bal —con quienes había estado en contacto— apoyan el plan de reactivación económica anunciado el domingo pasado.

El presidente de la República destacó que, aunque hay grupos de la Iniciativa Privada que no apoyan su plan, “la mayoría” de los empresarios tiene la actitud de colaborar y apoyar, por lo que descartó una ruptura con este sector.

Sin embargo, poco después, en la inédita videoconferencia vía Internet, las organizaciones empresariales aglutinadas en el CCE dejaron claro que sí hay un rompimiento del diálogo.

Ante la falta de respuesta a todas las propuestas, argumentos e ideas que comenzaron a presentar al gobierno desde hace meses, y que no fueron consideradas en el Plan Económico de Reactivación del gobierno lopezobradorista, el CCE decidió hacer públicas todas y cada una de las medidas que han propuesto al jefe del Ejecutivo.

Pero sobre todo, el organismo cúpula destacó que ya entendió que la puerta del gobierno mexicano para enfrentar de manera conjunta la crisis económica que se avecina “está cerrada”. Está cerrada hasta para el partido político en el poder: Morena.

Por eso el CCE decidió tocar la puerta de todos los sectores, porque la del gobierno se cerró.

Ayer mismo, Salazar se reunió con sindicatos de trabajadores para buscar la unidad en el mismo propósito.

Sin duda, se trata de un momento histórico en la relación entre el gobierno de México, encabezado por el presidente Andrés Manuel López Obrador, y las cúpulas empresariales. Podría representar el punto de inflexión para el gobierno que busca realizar la cuarta transformación.

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