He llegado a la edad en que las mastografías y los ultrasonidos mamarios son una constante. Me queda claro que un diagnóstico oportuno es mucho más alentador que uno que llega tarde. Aun así, cada año contemplo la posibilidad de posponer mi visita a las máquinas porque ¿y si sale algo?

Una de cada 12 mujeres en el mundo desarrollará cáncer de mama en algún momento de su vida, según la OMS. ¿Estamos listas para esa posibilidad? Esta patología es la que más le cuesta la vida a las mujeres.

Mi abuela tuvo cáncer de mama. Mi suegra, un par de mis tías y una gran amiga son inspiradoras sobrevivientes. ¿Cómo van los datos alrededor de usted, querida lectora?

De 20.6 millones de mexicanas entre 40 y 69 años en 2022, solo 4.2 millones se realizó su mastografía anual, según el Inegi. Eso es solo 20.2 por ciento. Fuimos muy pocas quienes prevenimos.

De quienes se hicieron el estudio, nueve de cada 10 recibieron el resultado y 5.6 por ciento o 19 mil 900 confirmó la presencia de cáncer de mama. Cada día de 2021 perdimos a 21 mujeres en nuestro país por esta patología.

Esto no es solo cosa de mujeres. El año pasado la incidencia nacional fue de 27.64 por cada 100 mil habitantes de 20 años y más; en los hombres fue de 1.25, mientras que en las mujeres fue de 51.92. Los dados están cargados para nosotras y por eso hay que estar al pendiente. Definitivamente, no podemos dejar que nos gane ese sentimiento de posponer los estudios, porque, según The Lancet, de las 2.3 millones de mujeres que mueren de forma prematura por cáncer al año, 1.5 millones podrían evitarse con prevención primaria o detección temprana y otras 800 mil se evitarían si en el mundo todas tuvieran acceso a una atención óptima.

La detección y atención óptima muchas veces no sucede porque no se puede costear. El dinero no alcanza, no todos tienen seguridad social y muy pocos cuentan con seguros privados. ¿Sabía usted que, según The Lancet, 4.7 millones de familias mexicanas realizaron gastos catastróficos y empobrecedores en salud en 2020? Las enfermedades quiebran a cualquier núcleo financiero, no importa cuántos préstamos se consigan o cuántas tarjetas de crédito se junten. En México los tratamientos de cáncer de mama ascienden a más de 145 mil pesos al año, según la Asociación Mexicana de Instituciones de Seguros (AMIS), y el caso más costoso fue de más de 38 millones de pesos con una evolución de 17 años.

Esta estadística necesitamos leerla, releerla, compartirla y comentarla por ellas: las que están en su radiación, van a entrar a la quimioterapia, agendaron su mastectomía y por todas las que han sobrevivido. Repito: una de cada 12 mujeres en el mundo padecerá cáncer de mama y por ellas necesitamos hablar de detección y atención óptima, de acceso a la salud, tratamientos, cuidados y, sobre todo, de cómo costearlos.