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Vulnerabilidad digital, agonía económica y desigualdad social, secuelas de la pandemia


Como consecuencia de la irrupción de la pandemia de COVID-19   —fenómeno sanitario que ha provocado una gran cantidad de alteraciones en la vida cotidiana  de los países—,   en los próximos meses gobiernos, empresas y personas deben prepararse para un nuevo escenario de riesgos que será complejo, puesto que tal realidad estará marcada  por una peligrosa agonía económica que no cesará y que  estará acompañada por  una grave  vulnerabilidad digital  (producida por la abrupta dependencia tecnológica) y por una preocupante desigualdad social que será impulsada por el desempleo y la profundización de la pobreza.

Este  ominoso pronóstico forma parte de la actualización del Informe de riesgos globales  2020, investigación elaborada por el Foro Económico Mundial (WEF, por sus siglas en inglés)  en colaboración con Zurich Insurance Group y Marsh & McLennan Companies. La presentación nacional de la nueva versión del análisis, cuyo título es Perspectivas de riesgos del COVID-19: un  mapeo preliminar y sus implicaciones, se llevó a cabo durante un webinar en el que participaron Gerardo Herrera Perdomo, director general  de Marsh Advisory en América Latina y El Caribe;  y Aideé Zamorano González, responsable  de Sustentabilidad en  Zurich México.

Cuando Herrera Perdomo tomó la palabra, señaló que las amenazas sanitarias, sociales, tecnológicas y climatológicas que enfrenta el orbe podrían amplificarse  a causa de la COVID-19. En tal sentido, indicó que las organizaciones y las sociedades no deben subestimar dicho contexto debido a que un nuevo cúmulo de  riesgos emergentes debe de estar cristalizándose en el corto plazo, lo que provocará un panorama social y natural difícil de sortear y que indudablemente le inyectará aún más presión a las ya de por sí deterioradas economías de los países y a los debilitados sistemas sanitarios.

Herrera Perdomo destacó que la COVID-19 ha representado un freno en la actividad económica a escala global; por consiguiente, dijo, es probable  que dicha coyuntura provoque cambios estructurales y duraderos en los mercados en el corto plazo, ya que existe una acumulación de deuda considerable en las naciones, lo que producirá  que el mundo se encamine hacia una crisis económica y financiera profunda y muy extensa.

“La COVID-19 sorprende a los países con los niveles de deuda pública más altos de la historia. Dicha situación representa un obstáculo, sobre todo para   naciones emergentes, como México, visto que éste es un contexto que limita su capacidad para modificar las políticas en materia fiscal. Entonces lo que se aprecia es una situación desafiante para los gobernantes, quienes no tienen otra opción  más que  tratar de centrar esfuerzos en el mantenimiento de los sistemas de salud ante una pandemia que no cesa e incentivar el aparato productivo para que la economía logre recuperarse”, explicó el funcionario de Marsh Advisory.

Pandemia: no se ve la luz al final del túnel               

El diagnóstico presentado, resultado de la consulta a 340 expertos y responsables de  la toma de decisiones, también hace hincapié en que el mundo se encamina hacia un  retroceso peligroso en sus planes de sostenibilidad ambiental. Al respecto, Herrera Perdomo advirtió que los países no deben perder de vista que los fenómenos meteorológicos extremos, producto del cambio climático, son un factor que, combinado con la diseminación del SARS-CoV-2, podría poner en jaque la reactivación de las economías nacionales.   

“La pandemia se mantendrá. Debemos ser conscientes de que la reactivación económica y la instrumentación de estrategias para fortalecer la red de salud pública no se traducen en la mitigación del nuevo coronavirus; por ello, los países tienen que diseñar estrategias que tengan como eje medular la reconstrucción sustentable mediante un enfoque prudente y normas apropiadas que evitarán efectos negativos ante eventos naturales imprevistos, puesto que el universo de riesgos sigue moviéndose, tal como se demostró con la nueva temporada de huracanes, la nube de polvo proveniente del desierto de Sahara y el terremoto que sacudió a Oaxaca y parte de México el pasado 23 de junio”, abundó el director general  de Marsh Advisory para América Latina y El Caribe.

La dependencia tecnológica, continuó Herrera Perdomo, también se aprecia como una amenaza nueva que probablemente genere  un entorno mucho más complejo para los países en su afán de mejorar su desempeño económico. Añadió que la COVID-19 generó la  marcada aceleración de  procesos como la automatización y la digitalización de muchas industrias, realidad que podría afectar a  los empleos y quizá produzca  un aumento considerable de  la exposición a riesgos cibernéticos.

“La nueva agenda digital es un terreno fértil  para que cundan los ciberataques.  Por si esto fuera poco, las modalidades de colaboración corporativa, como el teletrabajo, pueden generar las condiciones propicias  para que delitos como el  robo de identidad y el fraude con  datos proliferen. Encima, no debemos obviar que toda esta revolución tecnológica generará un aumento muy preocupante   en la brecha digital entre países y organizaciones, puesto que aquellos actores que han invertido recursos financieros en la adopción de herramientas disruptivas tendrán mejores elementos para desarrollarse frente a los que no tuvieron dicha visión, lo que inevitablemente producirá una   categoría nueva de desigualdad en el mundo”, puntualizó el funcionario  de Marsh Advisory.

Imperativo, crear resiliencia frente a lo desconocido

Por su parte,  Zamorano González señaló que los conflictos  que enfrentará el orbe en el futuro cercano orillan  a los líderes gubernamentales y al sector privado a trabajar en conjunto, de manera que puedan abordar los riesgos emergentes identificados y logren crear resiliencia para enfrentar las amenazas desconocidas del porvenir; por ese motivo, agregó, es vital que las agendas unilaterales se hagan a un lado y se tienda  a crear alianzas público-privadas que permitan restablecer la economía global.

Por último, la responsable del área de Sustentabilidad de Zurich México apuntó que hoy existe una preocupación muy grande ante la posibilidad de  que se cristalice otro brote de alguna enfermedad infecciosa, ya que dicho escenario pulverizaría a los sistemas de salud y obligaría a la población a acatar nuevos confinamientos sociales. Detalló asimismo que la grave destrucción de miles de empleos por la COVID-19 podría incrementar el malestar social y afectará  drásticamente a  la salud mental de la población.

“Aunque hay diversos focos de alarma, no todo está perdido. Esta crisis también debe significar una oportunidad para que las actividades comerciales se rediseñen y otorguen nuevos valores agregados. En la trinchera del sector asegurador  también hay nuevas posibilidades; sin embargo, es importante que las aseguradoras estén atentas a las formas en que se comportará el consumidor, una señal inequívoca de que es posible desarrollar un abanico novedoso de soluciones que ayuden a la población a adaptarse a la vida diaria  luego de este  largo confinamiento social”, concluyó Zamorano González.

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Covid-19, Zurich México