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Patrimonio / Decisiones que impactan nuestro futuro financiero (II)


El martes hablamos de dos decisiones de las cuales depende, en gran medida, nuestro futuro financiero. La primera es tener claras nuestras prioridades, particularmente las de mayor plazo, como el retiro al que tarde o temprano todos vamos a llegar. La segunda se refiere a los riesgos que tomamos en la vida y cómo, cuando se trata de nuestras inversiones, podemos controlarlo y a la vez alcanzar un rendimiento adecuado.

En esta segunda parte quiero hablar de otros dos grandes temas que pueden tener un gran impacto en nuestro futuro financiero.

Nuestra actitud respecto al crédito

Todo crédito implica gastar dinero que aún no tenemos, que no hemos recibido o que pensamos ganar en el futuro. Aún cuando se trata de los famosos meses sin intereses. Pero, además, en México, muchísimas personas hacen uso de préstamos de nómina que conllevan costos muy elevados. La gente piensa que es normal y que no hay manera de vivir sin ello. Incluso aquellos que han alcanzado un nivel de endeudamiento tal, que pone en peligro su vida financiera.

Yo difiero. Debemos dejar de pensar así y olvidarnos completamente de que existe el crédito al consumo. Es muchísimo más sano planear, ahorrar poco a poco y comprar cuando tenemos el dinero disponible. Pagarnos a nosotros mismos en lugar de pagar a nuestros acreedores.

Hay veces que el crédito tiene sentido (por ejemplo, para comprar un bien inmueble o para incrementar la capacidad de producción en un negocio) pero aún en esos casos se tienen que tomar las decisiones con mucho cuidado y después de analizar, a detalle, todas las opciones. Por ejemplo, en un crédito hipotecario a muy largo plazo, una pequeña variación en la tasa de interés (o en otros costos añadidos) puede hacer una gran diferencia al final.

Proteger lo que más nos importa y lo que estamos construyendo

Esta es quizá la parte más olvidada de las finanzas personales, pero es ciertamente una de las más importantes. Porque lamentablemente la vida pasa y no todo sale como nos gustaría. A veces pasan cosas que pueden significar una catástrofe y poner en peligro no sólo lo que estamos construyendo, sino la viabilidad de la familia entera.

A veces se nos olvida que el activo más importante que tenemos es nuestra propia vida y específicamente nuestra capacidad de generar ingresos. Si la perdemos, ponemos en peligro todo lo demás.

En países desarrollados, por ejemplo, tener un seguro de vida que también cubra invalidez se considera como un asunto fundamental. La gente no puede imaginarse vivir sin esta protección. Sin embargo, en países como el nuestro, los agentes de seguros tienen que trabajar muy duro para que las personas –sus clientes potenciales– comprendan que tienen esta necesidad. Lo triste es que muchas veces no les venden lo que realmente necesitan, sino lo que les pueden comprar. Pero al menos tienen algo.

La salud es otro tema que debemos considerar. En México la salud pública vive enormes retos (no de ahora, sino desde hace muchísimos años) y muchas veces, aunque hay grandes profesionales médicos y de enfermería, no siempre es fácil encontrar la atención que se requiere (o incluso que exista la completa disponibilidad de medicamentos de especialidad). La medicina privada es una alternativa, y hay opciones de gran calidad, pero imposibles de acceder a menos que tengamos un seguro de gastos médicos mayores adecuado.

Ni qué decir de otros activos como los hogares y los pequeños negocios, la enorme mayoría de los cuales no cuenta con ninguna protección. En caso de suceder algo, la familia podría perderlo todo de un día para otro.

 

 

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