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Patrimonio / Nunca dejes lo importante para después


Nunca dejes lo importante para después En México tenemos una cultura que nos hace dejar las cosas importantes, pero que no son urgentes, para después. Frases como "Dios proveerá", o "lo pensaré cuando sea el momento" son frecuentes en nuestra sociedad.

Pero las cosas pasan. Hoy estamos viviendo una pandemia que nadie pensó que vendría y para la cual muchísima gente no estaba preparada, precisamente por dejar las cosas importantes para después.

Hay muchísimos lectores que empiezan a pensar en su retiro a los 50 años, cuando lo ven cerca, porque antes lo veían como algo muy lejano. Hoy todos ellos se arrepienten, porque se dan cuenta que por haberlo pospuesto, tendrían que ahorrar más de la mitad de su ingreso para poder ¡untar una cantidad suficiente y desde luego, no les alcanza. En cambio si hubieran empezado mucho antes, desde su primer trabajo, el esfuerzo habría sido muchísimo menor. Hoy tendrían además gran parte del camino andado.

Hace tiempo viví muy de cerca la experiencia de un padre de familia, con hijos chiquitos, que falleció en un accidente automovilístico. No tenía testamento, la esposa no sabía dónde estaban los papeles. Resultó que la casa no estaba a su nombre sino de su socio en la empresa (por una negociación que habían hecho). El les dio un plazo para desalojarlo y quedaron, prácticamente, en la calle de un día para otro.

Todo por pensar que un seguro de vida no era necesario en esos momentos.

A nadie nos gusta pensar en esto, pero son cosas que pasan justo cuando menos las esperamos. Por eso la importancia de estar preparados: tener una cultura de previsión.

Muchos percances con autos asegurados son rechazados porque la prima no fue pagada a tiempo.

Porque lo dejaron para después o porque la gente pensaba, erróneamente, que tenía un "periodo de gracia" para hacerlo (existe únicamente en el primer recibo, no en los subsecuentes, que deben cubrirse antes de que inicia el periodo de cobertura).

Es triste pero en México todos los años muchas familias lo pierden todo después de una catástrofe natural: un terremoto, un huracán o el desbordamiento de un río. Es verdad que la gente más pobre sufre más, pero también es cierto que muchas familias de clase media alta, con poder adquisitivo, no pensaron en proteger su activo más valioso y el techo donde viven sus hijos. Un seguro les hubiese permitido empezar de nuevo.

Hay además muchos seguros de vida que no se cobran, porque la familia ni siquiera sabía que existían. En otros casos, los beneficiarios nunca fueron actualizados (personas que se divorcian, forman una nueva familia y dejan estas cosas para después).

Nunca más se acordaron.

En cambio hay cosas que no son tan importantes, pero que a muchos les parecen urgentes, como hacer largas filas para comprarse el nuevo celular el primer día que sale, o para comprar los boletos de un concierto. El fondo para emergencias puede esperar (claro, hasta que lo necesitamos y no lo tenemos, porque no planeamos).

Por eso siempre enfatizo que debemos tener claras nuestras prioridades. Las cosas importantes, las esenciales, como tener protegidos a nuestros hijos, ahorrar para nuestro retiro o tener actualizado nuestro testamento jamás deberían dejarse para otro día.

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Seguro de Vida, Finanzas Personales