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25 años de Afores: bajas pensiones, retiros y poco ahorro de los trabajadores


El Sistema de Ahorro para el Retiro pasó de un esquema de pensión definida a uno de cuentas individuales dependientes del trabajador

Trabajar y retirarse ha cambiado radicalmente en México, tras cumplirse 25 años de haber reformado su sistema de pensiones. Desde el 1 de julio de 1997, los trabajadores de la economía formal se olvidaron de poder jubilarse con casi la totalidad de su sueldo íntegro bajo un esquema de beneficio definido (una pensión fija definida por los años de trabajo) para darle paso a las Administradoras de Fondos para el Retiro (Afores). En estas entidades financieras, el peso del monto de pensión recae en cuentas individuales, donde hay una aportación obligatoria de las empresas o empleadores y otra parte recae en el ahorro que haga el trabajador. Entre más ahorro tenga el usuario, mejor pensión tendrá.

El cambio ha sido significativo, sobre todo por la cantidad de dinero a la que pueden tener acceso los empleados al final de su vida laboral. “Yo veía que mis papás y mis tíos se habían jubilado muy bien, pero he visto mi cuenta de Afore y creo que voy a tener que ahorrar mucho para poder vivir bien”, refiere en consulta Adriana Macedo, una trabajadora de 33 años en el Estado de México.

El costo de tener a muchos trabajadores con una pensión definida fue alto para las finanzas de México. De acuerdo con cálculos del Gobierno mexicano, el costo fiscal de las pensiones de beneficio definido para 3,4 millones de pensionados, en su momento avaladas por la Ley de 1973, fue de 187.533 millones de pesos al finalizar 2020. “Le estaba costando al país muy caro, simple y llanamente se iba a volver impagable en el futuro ante la evidencia de que México comenzaba una transición demográfica significativa, muy relevante a 25 años de distancia de la reforma”, dice en entrevista Carlos Ramírez Fuentes, consultor económico de la firma Integralia y expresidente de la Comisión Nacional de Ahorro para el Retiro (Consar).

Mientras que en 1997 el Sistema de Ahorro para el Retiro ya reformado inició con 22 Afores y apenas unos 10 millones de trabajadores registrados, en mayo de 2022 la Consar registra 70,8 millones de cuentas que administran 7.000 millones de pesos ahorrados por los mexicanos.

El panorama, sin embargo, no pinta bien para los trabajadores que se van a jubilar bajo este esquema, conocido como la Generación Afore. Iván Pliego Moreno, actual presidente de la Consar, dice en entrevista que aunque la reforma de 1997 contribuyó para las finanzas públicas, aún quedan pendientes por resolver para que los trabajadores tengan un retiro digno. “Dejó cosas que desear en beneficio de los trabajadores”, dice. “A la mitad de camino para esta llamada generación Afore que empezó a cotizar en este esquema, las expectativas no han sido halagüeñas”, expone.

El esquema de ahorro actual considera que el Estado mexicano y las empresas aporten 6,5% del salario base de cada trabajador para que se inviertan en las Sociedades de Inversión especializadas (Siefores). Con este porcentaje, un trabajador solo puede aspirar a cobrar entre el 20% y el 30% de su salario al momento de su vejez. “Lo que vimos en los primeros resultados de jubilaciones es que las pensiones que se daban eran muy bajas” refiere Moisés Pérez Peñaloza, jefe de retiro de Aon en Latinoamérica. “De hecho, el sistema contempla ya desde el 97 lo que se llama la pensión mínima garantizada, ya que al final de cuentas con el aporte de 6,5% no iban a dar para brindar pensiones relevantes”, dice.

El reto de que las Afores cobren menos y paguen más

Desde la creación de las Afores, estas cobran al trabajador un porcentaje del monto que administran en sus cuentas a cambio de los rendimientos que dan por la inversión de este dinero. En 1997, las 22 administradoras cobraban entre el 2% y hasta el 6% de los ahorros, con lo que se registraban ganancias por arriba de los 100.000 millones de pesos al año para cada administradora.

No obstante, año con año, ese monto ha ido disminuyendo gradualmente debido a las modificaciones que se han hecho a la Ley de Ahorro para el Retiro. En 2020, la última reforma impulsada por Andrés Manuel López Obrador, estableció un tope de cobro máximo para las Afores de 0,57%. De acuerdo con la Consar, este tope redujo las ganancias de las Afores, ya que se trata del principal ingreso de las administradoras. Hasta abril de 2022, el ingreso de estas entidades fue de 695,8 millones de pesos, 84,5% menos de lo que ganaron en abril del año pasado.

Para Pliego, la reforma fue benéfica, ya que se trata de un ahorro de 11.800 millones de pesos al bolsillo de los trabajadores. “Se confirma que la visión profundamente social de la naturaleza de estas reformas está ahí”, indica el titular de la Consar. “Aunque tuvieron menos ingresos (las Afores) eso no quiere decir que se quedan en los huesos o contra las redes”, puntualiza.

Esta visión no es compartida por todos los miembros de la industria. Para Ramírez, establecer una barrera artificial en el cobro que hacen las Afores puede afectar la competencia entre las entidades. “Me parece que es un error estratégico. El camino que llevaban a las comisiones era de una clara tendencia a la baja y no había necesidad de imponer este tope”, dice. En tanto, Pérez Peñaloza cree que la oportunidad está en dar mejores rendimientos. “No importa que cobren poco, lo importante es que paguen más, que den mejores rendimientos a los trabajadores”, refiere.

Informalidad y desempleo: el gran reto

Que millones de mexicanos entren y salgan de la informalidad laboral afecta gravemente el monto que pueden tener al momento de llegar a su vejez. Con una tasa de 55,6% de trabajadores informales del total de la fuerza laboral, las expectativas de una pensión digna se reducen. Al mismo tiempo, los trabajadores echan mano de sus ahorros para el retiro cuando se ven en apuros financieros debido al desempleo. Hasta 2021, cada vez más trabajadores retiraron parcialmente de sus fondos, lo que perjudica desde 10% y más el monto que puedan recibir al momento de su jubilación.

Aunque en el pasado ha habido esfuerzos por promover el ahorro voluntario, menos del 2% de los trabajadores ahorra por su cuenta en sus cuentas. “No importa si (el trabajador) cotiza en el Seguro social o no, si trabaja por su cuenta, si es independiente, lo importante es que tienen derecho a tener una cuenta de ahorros para el retiro, lo mismo que los trabajadores de la informalidad”, dice el presidente de la Consar. “Queremos que cada vez se registren más trabajadores bajo cualquier esquema”, refiere.

Aunque el tema ha cobrado relevancia desde la reforma de 1997, hay quienes no tienen ni idea de en qué Afore están registrados. De los 70,8 millones de cuentas existentes, 18,1 millones son de personas que desconocen el rumbo de sus ahorros, según la Consar. “El ahorro sigue siendo uno de los grandes pendientes”, dice Carlos Ramírez. “La generación Afore va a enfrentar condiciones muy distintas a las que enfrentaron sus padres y sus abuelos en materia de retiro mucho más complicada”, dice.

La reforma de 2020 considera que habrá un aumento gradual en el monto que aportan los empleadores a las cuentas de retiro de sus trabajadores. Así, se pasará de 6,5% del salario base en 2022 hasta llegar al 15% en 2030, con lo que la tasa de reemplazo (el porcentaje del último salario del empleado) puede pasar del 20% hasta el 65%.

“A final de cuentas, el beneficiado o el afectado es la persona y es en donde veo menos interés real”, menciona Pérez Peñaloza. “Hay que trabajar mucho en educación financiera, en dejarle claro el riesgo que está asumiendo es el trabajador, que su futuro, con este esquema, está casi totalmente en sus manos”, finaliza.

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