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Crisis del covid-19 amenaza con profundizar niveles de desigualdad


La crisis del covid-19 amenaza con profundizar las brechas de desigualdad, reflejada en aspectos como nivel de ingresos y su distribución, acceso a servicios de salud, educación y tecnológicos, entre otros, que al final se resumen en calidad de vida, coinciden organismos nacionales e internacionales.

De acuerdo con el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), entre el primer trimestre de 2020 (último trimestre disponible con información de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo -ENOE-), y el tercer trimestre de 2020, se observó una disminución de 12.3 por ciento en el ingreso laboral real per cápita.

Éste es el ingreso más bajo desde el cuarto trimestre de 2017, cuando se ubicó en mil 669.31 y el comportamiento contrasta con la tendencia creciente en el ingreso de los últimos años.

Para la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), la pobreza es, a la vez, una forma y un producto de la desigualdad, dado que la idea de distancia económica permite definir a la pobreza como un control desigual de recursos y porque es una consecuencia de desigualdades de ingreso, riqueza, clase, género y raza.

En este sentido, el Coneval señaló que del primer al tercer trimestre de 2020, se observa que el valor monetario de la línea de pobreza extrema por ingresos urbana presentó un aumento de 2.2 por ciento, mientras que para el ámbito rural fue de 2.8 por ciento. Este comportamiento en las líneas de pobreza, así como la reducción del ingreso, explica parte de la disminución en el poder adquisitivo de los hogares, similares a los dos últimos trimestres de 2017.

Abundó en que el porcentaje de la población con un ingreso laboral inferior al costo de la canasta alimentaria aumentó al pasar de 38.5 por ciento en el tercer trimestre de 2019 a 44.5 por ciento en el tercer trimestre de 2020. Entre los factores que explican este incremento se encuentra la disminución anual de 6.7 por ciento en el ingreso laboral real, el aumento en los precios de la canasta alimentaria y el aumento en la tasa de desocupación.

En este sentido, la Organización Internacional del Trabajo (OIT) señaló en el documento México y la crisis del covid-19 en el mundo del trabajo: respuestas y desafíos, que la tasa estimada de desempleo de la población económicamente activa (PEA) para finales de 2020 será de 11.7 por ciento, lo que equivaldrá a aproximadamente 6 millones de personas.

Además, 44 por ciento de la población ocupada se enfrenta al riesgo de sufrir afectaciones como reducción de horas o salarios, por tanto, la pobreza aumentará.

Tecnología

La Cepal aseguró que las tecnologías digitales han sido esenciales para el funcionamiento de la economía y la sociedad durante la crisis de la pandemia de la enfermedad por coronavirus, y las soluciones digitales en las áreas de la salud, la educación, el comercio y el trabajo tienen un papel preponderante en la lucha contra el covid-19, ya que facilitan el distanciamiento físico y viabilizan cierto funcionamiento del sistema socioeconómico.

Por tanto, afirmó, la conectividad, entendida como el servicio de banda ancha con una velocidad adecuada y la tenencia de dispositivos de acceso, condiciona el derecho a la salud, la educación y el trabajo, al tiempo que puede aumentar las desigualdades socioeconómicas.

Sin embargo, en 2019, 66.7 por ciento de los habitantes de la región de América Latina y el Caribe tenían conexión a Internet, el tercio restante tiene un acceso limitado o no tiene acceso a las tecnologías digitales debido a su condición económica y social, en particular su edad y localización.

La Cepal puntualizó que las diferencias en la conectividad entre la zona urbana y la rural son significativas. En la región, 67 por ciento de los hogares urbanos está conectado a Internet, en tanto que en las zonas rurales solo lo está el 23 por ciento de ellos. Añadió que en términos de grupos etarios, los jóvenes y adultos mayores son los que tienen menor conectividad: 42 por ciento de los menores de 25 años y el 54 por ciento de las personas mayores de 66 años no tienen conexión a Internet.

Los grupos con menor conectividad son los de los niños de 5 a 12 años y el de los adultos mayores de 65 años, mientras que los más conectados son los grupos etarios de 21 a 25 años y de 26 a 65 años. Es así, que los niños han quedado rezagados del acceso a educación a distancia, lo que limita su formación y el desarrollo de habilidades.

Salud

Con respecto a la salud, la Cepal señaló que existe un patrón en la percepción de las barreras de acceso a los servicios de salud determinado por los niveles de ingresos.

La población más pobre está afectada por cuestiones financieras, geográficas y de disponibilidad y aceptabilidad de la atención, mientras que en el caso de la población con mayores ingresos sobresalen aquellas barreras de acceso asociadas en mayor medida con la insatisfacción respecto al sistema de salud, ya sea por la decisión de automedicarse, la insatisfacción por los tiempos de espera o bien porque las personas asumen que no es necesario buscar atención.

En México, solamente 1.54 por ciento de la población que ha sido diagnosticada con covid-19 cuenta con un seguro de gastos médicos o salud para hacer frente al costo que tiene la atención por este padecimiento, según cifras de la Asociación Mexicana de Instituciones de Seguros (AMIS).

La AMIS indicó que anualmente 560 mil familias sufren un quebranto económico por el costo que representa la atención de alguna enfermedad y el covid-19 ha aumentado esta cifra.

De acuerdo con datos de la AMIS, al 2 de noviembre se registraron 14 mil 544 casos asegurados por atenciones de covid-19 con un costo promedio de 378 mil 357 pesos en atención hospitalaria; sin embargo, de acuerdo con la atención que se necesite esta cifra se puede elevar hasta más de un millón de pesos de necesitar la atención de cuidados intensivos.

Medidas de desigualdad

En este contexto, el Coneval resaltó que entre el tercer trimestre de 2019 y el tercer trimestre de 2020, el coeficiente de Gini en México aumentó de 0.49 a 0.54, respectivamente, es decir, un aumento de casi 0.05 puntos Gini en un año.

¿Qué es el coeficiente Gini? El coeficiente de Gini es un indicador que refleja mayor desigualdad entre más se acerca a la unidad.

Por lo tanto, este comportamiento sugiere un aumento en la desigualdad de los ingresos laborales per cápita en México.

En conclusión, esta desigualdad, además de manifestarse en más desempleo, menores ingresos y más pobreza, también se observa en el acceso a los sistema de salud y educación y se ha hecho más evidente con la pandemia del covid-19.

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