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Fuera máscaras / Ojalá me equivoque


Recuerdo la tragedia de Tíahuelilpan, Hidalgo, en 2019, el presidente evitó en la medida de lo posible hablar de los 50 cuerpos calcinados a raíz de la explosión en un ducto de Pemex. No lo logró. También recuerdo cuando AMLO acusó a la prensa (y sus adversarios) de politizar el "Culiacanazo" meses después: "tengo la conciencia tranquila", argumentó el mandatario. Y desde luego está la destrucción que dejó el huracán "Otis" la semana pasada.
En su conferencia matutina del martes 31 de octubre, el presidente Andrés Manuel prometió que en Navidad las personas damnificadas en Acapulco estarán "muy contentas y felices".
Estas fueron sus palabras: "Tengo el sueño, el ideal, que vamos a convertir en realidad entre todos, como se está haciendo, de que ya en la Navidad las familias van a estar muy contentas en Acapulco. Van a estar como lo merecen, muy felices", expuso. Y agregó: "No va a haber amarga Navidad". Y claro que me gustaría que fuera verdad, sin embargo, los daños causados por el fenómeno natural se estiman entre 14 mil y 21 mil millones de dólares, según expertos, y podría tomar hasta una década reconstruir la ciudad.
El gobierno de México dijo el miércoles que planeaba gastar alrededor de 3 mil 400 millones de dólares para reconstruir Acapulco. Sumado a esto, el secretario Ramírez de la O detalló que el programa de reconstrucción incluye el adelantamiento del pago de pensiones, la prórroga por seis meses en el pago de Infonavit, Fovissste y del seguro social, se duplicarán las becas para educación básica, la exención en el pago de servicios de luz, una prerrogativa que se extenderá de noviembre de 2023 a febrero de 2024.
Además de la entrega de una canasta básica semanal para 250 mil familias durante los próximos tres meses. También, el gobierno pagará la mitad de los intereses adeudados por más de 370 hoteles. Sin embargo, con alrededor del 80 por ciento de los hoteles afectados, el panorama de la ciudad es desastroso y los pronósticos más optimistas para Acapulco sugieren que no se recuperará hasta dentro de dos años.
Como era de esperarse, el plan ya encontró resistencia dentro de la oposición. El senador del PRI, Miguel Añorve, lo calificó como bienintencionado pero insuficiente. Por su parte, Carlos Loret, en su columna para El Universal hizo un comparativo entre lo que la administración del presidente Peña Nieto destinó para la reconstrucción tras el paso de los huracanes Manuel e Ingrid de categoría 1. Dicho de otro modo, el gobierno está destinando para Otis apenas dos terceras partes de lo destinado hace nueve años, y eso que los daños de hoy son considerablemente mayores: "Con tan poco dinero para la reconstrucción, el futuro de Acapulco luce muy nublado", dice Loret de Mola.
Insisto en la importancia moral que tiene el titular del ejecutivo ante los mexicanos, sobre todo en tiempos de crisis como el que atraviesa Guerrero, pero las expectativas puestas por el presidente son casi imposibles de cumplir, y solo servirán para que tan pronto llegue enero y Acapulco continúe sumergido en la desgracia, la oposición aproveche para recordarle sus palabras al mandatario.
Desde luego, nada me gustaría más en esta ocasión que estar equivocado.
Las expectativas puestas por el presidente son casi imposibles de cumplir, y solo servirán para que la oposición aproveche para recordarle sus palabras al mandatario

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