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Gastos médicos y las interrogantes sin respuesta


Ciento del total de la población cuenta con un seguro de GM y, de ese número de asegurados, 48 por ciento lo tiene como resultado de una prestación de la compañía para la cual trabaja, o sea como seguro colectivo, lo que no necesariamente refleja que, en otra circunstancia, este porcentaje de asegurados estaría dispuesto a adquirirlo de manera particular

. A lo largo de las décadas, la industria del seguro ha bosquejado qué circunstancias tendrían que concurrir para que el seguro de GM sea un producto asequible, rentable y de interés para la sociedad.

 Sin embargo, esta cobertura, enferma y sobre diagnosticada, poco ha logrado en cuanto a concretar una penetración masiva por razones de sobra conocidas: altos costos de los servicios médico-hospitalarios, alta inflación médica, diagnósticos o tratamientos excesivos, uso irresponsable de la cobertura por parte de los asegurados, incremento de enfermedades catastróficas o de larga duración contra una insuficiente población de asegurados nuevos y sanos, y así sigue la lista.

 Por lo tanto, la pregunta sigue vigente: ¿qué es necesario que ocurra para que los seguros de GM sean asequibles y masivos? Para la AMIS, la respuesta a esta interrogante es que las personas eliminen su percepción de que este tipo de seguros son caros y que sólo pueden ser adquiridos por personas con buen nivel adquisitivo, ya que dentro de las opciones de aseguramiento hay muchas que pueden adaptarse a prácticamente cualquier bolsillo.

 Se planea redoblar esfuerzos en asesoramiento, cultura y prevención de riesgos; sin embargo, la idea o propuesta para lograr atraer el interés de la población no asegurada se aprecia dispersa en tanto no haya en realidad una estrategia y campaña masiva a la altura de la pretensión de la industria que haga eco de manera contundente en la sociedad y su relación con esta cobertura. 

Entre los eslabones de la cadena de valor que acompañan a la cobertura de GM es bien sabido que los proveedores ven su participación con esta cobertura sólo como un negocio, y poco o nada les importa su aportación social. 

Así de cruda es la realidad. Por ende, la empatía con la misión y los principios del seguro es indiferente y, como consecuencia, la industria del seguro navega contra corriente, ya que los precios incontenibles echan por tierra una y otra vez su pretensión de expansión en este ramo. 

De esa manera, la industria aseguradora sigue haciéndose las mismas preguntas año tras año, solo para obtener idénticas respuestas. Si en verdad los consumidores no tienen un seguro de GM porque no han querido, porque opciones hay de sobra, dice la AMIS, también es cierto que la industria continúa respaldando sólo al 10 por ciento de la población por la misma circunstancia: porque la “fórmula” que se propone para hacer crecer el ramo ha sido tan timida que pocos la conocen, pocos se interesan y, por lo tanto, pocos la consumen.

 Hasta ahora, la fama y, por lo tanto, la idea que ha comprado buena parte de la población respecto del seguro de GM es que es un producto incomparable.

 El reto es que la industria demuestre lo contrario, que los agentes ofrezcan coberturas casi a la carta que en realidad reflejen las necesidades y capacidad de compra de las personas. Se asegura que la sociedad, derivado de la pandemia, en los últimos tres años agudizó su sensibilidad sobre la importancia de cuidar su salud. 

Pues es el momento de que el sector haga presencia con mayor fuerza y con ganas de verdad de hacer viral el mensaje y de participar en la construcción de una sociedad mucho más consciente, dispuesta e interesada en invertir en su salud al alcance de su presupuesto. En la actualidad, 90 por ciento de la sociedad total carece de la protección de un seguro de GM, y algo no se está haciendo para que eso ocurra. Es momento de hacer visibles las opciones.

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