Además de ansiedad, desempleo y una crisis económica sin precedentes, la pandemia originada por la COVID-19 ha dejado miedo, incertidumbre y una nueva normalidad, ingredientes que fungen como caldo de cultivo en la exacerbación de fraudes en el sector seguros y que están desencadenando actividades maliciosas, más notorias hasta ahora en llamadas fraudulentas, correos electrónicos y esquemas de phishing.

Así lo dio a conocer Reinsurance Group of America (RGA) en un artículo titulado Combatiendo el fraude de seguros en medio de la cascada catastrófica de COVID-19: Cómo las aseguradoras de Vida y Salud pueden superar una posible receta para un desastre, que detalla que si bien no se pueden identificar a todos los delincuentes digitales, se sabe que existen y son peligrosos. Por consiguiente, sugiere, es crucial estar atentos a los objetivos emergentes y anticiparse proactivamente a algunos de los fraudes que se consolidarán en el futuro.

Mark S. Dion, vicepresidente de Educación y Capacitación en Suscripción de RGA y autor del texto, revela que algunos de los posibles esquemas a los que debe estar atento incluyen:

Estafas relacionadas con cheques de estímulo. El Federal Bureau of Investigation (FBI) ya ha informado de varios casos de fraudes relacionados con controles de estímulo.

Estafas relacionadas con la cura de COVID-19. Todo, desde las ventas prometidas de hidroxicloroquina hasta las pruebas puerta a puerta para detectar el virus SARS-CoV-2, “serán pagadas por su seguro”.

Estafas con fondos de jubilación. Con el mercado a la baja de manera dramática, los jubilados son particularmente susceptibles al fraude financiero.

Esquemas para hacerse rico rápidamente. Con el desempleo y la inseguridad laboral altos, los estafadores sin duda atraerán a personas desesperadas con la promesa de dinero fácil.

Reclamaciones fraudulentas de seguros de Vida. Cualquier evento que provoque un gran número de muertes puede proporcionar cobertura para diversas formas de fraude en los seguros de Vida.

Antiselección. El entorno actual aumenta la motivación y las oportunidades para el comportamiento anti selectivo, como intentar obtener una cobertura de Vida sin requisitos de rutina, solicitarla sin revelar las condiciones médicas que colocan al asegurado propuesto en un riesgo particularmente alto de COVID-19, o simplemente aprovechar una oportunidad y tergiversar para evitar ser atrapado.

El análisis detalla que esto es solo el comienzo y que a medida que evolucione la crisis y se adopten medidas en respuesta, surgirán nuevas oportunidades de fraude. Por ello, es esencial mantenerse actualizado sobre las estafas existentes, estar atento a la identificación de nuevas amenazas y ser proactivo para anticiparse a los que está por venir. 

“A pesar del mayor riesgo, tengo la esperanza y la confianza en la capacidad de nuestra industria para combatir el fraude de seguros. Esta crisis ya demostró la capacidad del espíritu humano para perseverar y sacó a la luz nuestra tenacidad colectiva ante una amenaza compartida. Y no estamos solos. Los profesionales de toda la industria se están educando entre sí y compartiendo las mejores prácticas en un esfuerzo por mitigar los crecientes riesgos de fraude”, indica Dion.

El representante de RGA concluye que la colaboración es la clave ante el flagelo del fraude. De modo que, apunta, solo juntos, como industria, podremos frenar la cascada catastrófica y limitar el daño que los defraudadores esperan ocasionar. Eso sí, cierra, dicha coyuntura requerirá vigilancia y cooperación, educación y salvaguardias, tiempo y perseverancia entre las áreas técnicas y comerciales de las instituciones de seguros.