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Industria del reaseguro debe desempeñar un rol clave en la difusión de los beneficios de la vacuna contra Covid-19


Aunque los gobiernos de todo el mundo se esfuerzan por aumentar la disponibilidad de vacunas contra COVID-19, un gran porcentaje de la sociedad aún sigue escéptico y temeroso de recibir la aplicación de dicho fármaco. Frente a esta realidad, la industria de reaseguro debe desempeñar un rol clave en la difusión de los amplios beneficios en términos de salud que generará la inmunización colectiva para mitigar el virus SARS-CoV-2, apunta un análisis de SCOR Global Life SE.

De acuerdo con el documento distribuido por la firma, 60 por ciento es el índice estimado necesario en el mundo para crear una efectiva inmunidad colectiva frente a la cepa vírica.

SCOR Global Life SE refiere que a pesar de los diversos ajustes en la producción del fármaco que promete mitigar la diseminación del nuevo coronavirus y de los considerables desafíos que hoy enfrentan las naciones en términos de almacenamiento, transporte y entrega de la vacuna antiCOVID-19, la posibilidad de que logre mitigarse la pandemia es alcanzable.

Derivado de los conceptos erróneos que se han difundido alrededor de la vacuna contra COVID-19, la compañía comparte las siguientes razones por las que es vital que los países logren la mayor cantidad de dosis de inmunización:

No es tan “nuevo” como pensamos. Los escépticos han dicho que la vacuna se “apresuró a producirse” o que incluso es un fármaco “demasiado nuevo” La realidad es que durante años se han estudiado y probado los métodos de administración de vacunación tanto con adenovirus como con ARN mensajero (ARNm). Entonces, la velocidad con la que se produjeron los fármacos antiCOVID-19 no es un reflejo de las prisas, sino es resultado de los inmensos avances en tecnología y modelado de datos que se han registrado durante las últimas décadas.   

Las vacunas no aumentan el riesgo de contraer COVID-19. Tanto las vacunas de ARNm como de adenovirus permiten combatir el COVID-19 sin que el organismo humano quede vulnerable al virus SARS-CoV-2. En otras palabras, una vacuna de ARNm solo sirve para dar instrucciones a las células sobre cómo identificar y combatir el virus. Esto es diferente a las vacunas tradicionales, en las que se inyectan virus vivos debilitados para que el cuerpo pueda reconocer y combatir al patógeno intruso. En tanto, la vacuna contra el adenovirus utiliza un virus que es seguro, pero similar al COVID-19, para “engañar” al cuerpo y éste produzca antígenos que permitirán a los inoculados combatir una infección de la cepa vírica. Como el adenovirus se controla fácilmente, lo único que queda en el cuerpo es el conocimiento de cómo combatir el nuevo coronavirus. Cualquier posible síntoma del adenovirus real es mínimo.

Los efectos secundarios son mínimos. Otra preocupación común entre quienes desconfían de recibir la vacuna son los posibles efectos secundarios. En los ensayos clínicos, las secuelas del fármaco son de naturaleza similar a los experimentados por los pacientes del ensayo que reciben una inyección de placebo. Dichas consecuencias secundarias incluyen hinchazón, malestar en el lugar de la inyección, fiebre, dolor de cabeza y diarrea, entre otros síntomas temporales. El placebo generó un número significativo de quejas de efectos secundarios, y casi una cuarta parte de la población que formó parte de este procedimiento informó algún problema. Sin embargo, debe tomarse en cuenta que la vacuna genera efectos en las personas con antecedentes de reacciones alérgicas graves, pero ya existen alternativas clínicas para apoyar a esta clase de individuos.  

No hay riesgo de otras enfermedades o afecciones. Otra creencia errónea común es que la vacunación podría agravar las comorbilidades que provocan las versiones más graves del virus SARS-CoV-2 (diabetes, enfermedades cardíacas, problemas respiratorios, obesidad, etcétera). Esto es falso. Como la vacuna no introduce el virus en el cuerpo, no hay riesgo de que se vea afectada una comorbilidad existente o, peor aún, que la vacuna provoque COVID-19.  

Todos pueden apoyar en la lucha contra la pandemia.  Existe un conglomerado de personas que piensan que no deben vacunarse porque no enfrentan ningún riesgo epidemiológico, como los adultos jóvenes y las personas que ostentan buena salud. La primera idea errónea es que los adultos jóvenes no son amenazados por la COVID-19. La triste realidad es que miles de personas de entre 25 y 44 años han muerto, a causa del nuevo coronavirus. Además, no debe perderse de vista que aplicarse el fármaco que mitiga los efectos del virus SARS-CoV-2 es un compromiso social. Por tanto, vacunarse es una responsabilidad cívica.

Para finalizar, SCOR Global Life SE reconoce que aún es muy pronto para determinar con total seguridad qué tan efectivas son las vacunas contra COVID-19 a largo plazo. No obstante, concluye, en la medida en que los países desarrollen un nivel mayor de inmunidad ante el virus SARS-CoV-2, la enfermedad se propagará con menor velocidad, lo que redundará en menos hospitalizaciones y muertes; por lo que la cristalización de la nueva normalidad estará más cerca de alcanzarse.

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