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Irreversible, la transformación digital; pero se requieren productos sencillos y entendibles


Para el seguro, no hay vuelta atrás en su propósito de asumir y llevar a cabo  una transformación digital integral. Y es muy importante que esta evolución tecnológica sea así, integral, porque no se trata de que  las aseguradoras solo desarrollen aplicaciones y crean que con eso ya son digitales.
Dichas empresas necesitan ir más allá, porque alrededor de una promesa de marca hay algunos factores que diferencian y otros que generan preferencia. El objetivo es lograr que la gente se sienta atraída a vivir la experiencia de interactuar con procesos automatizados y sencillos de entender y usar.
Ésta es la reflexión que puso a consideración del auditorio María de los Ángeles Yáñez, directora ejecutiva de Líneas de Negocio, Riesgos y Desarrollo del Sector de la Asociación Mexicana de Instituciones de Seguros (AMIS),  durante su participación en la Conferencia Latinoamericana Virtual 2020, organizada por LOMA y Limra y que esta vez giró alrededor del tema:  Enfrentando un mundo nuevo. ¿Qué sigue para los seguros?                                           
Yáñez señaló que la lección más pertinente  que arrojó el confinamiento a que nos forzó la  COVID-19 es la acelerada adopción   del uso de la tecnología en situaciones y escenarios de grave perturbación de la normalidad social, algo  que la AMIS ya había vaticinado y puesto sobre la mesa en diversas ediciones de la Convención de Aseguradores de México (CAM).
La  actuaria representante de la AMIS advirtió que aún es incierto cuánto tiempo más durará la pandemia y qué desafíos adicionales planteará, porque la aplicación universal de las vacunas definitivas  no se ve cercana,  y menos aún el regreso a la normalidad. Por lo tanto, añadió, las lecciones seguirán acumulándose, y las empresas continuarán descubriendo e intentando tácticas de adaptación  nuevas alrededor de este desafiante escenario, en el que requerimos    resiliencia para sobrellevar el hecho y salir adelante.       
 Yáñez agregó  que  las compañías lograron avanzar en la aplicación intensiva de la tecnología a los procesos del negocio asegurador  y aprendieron  cómo relacionarse y entregar las coberturas a los asegurados en un entorno, más que arduo, francamente hostil. Por esa razón,  al final de la pandemia nadie querrá remontarse    al pasado ni  retomar procedimientos antiguos que sólo implicaban complejidad administrativa y  que ya no caben en el nuevo escenario. Puede decirse, y en más de un sentido, que la irrupción del virus nos hizo progresar.    
Ahora bien, tampoco hay que echar las campanas al vuelo desde ya y   suponer que en el sector seguros todo se volverá digital. Si  bien muchos productos y servicios que se ofrecen en línea agradan a los usuarios, hay otro tipo de coberturas y consumidores que tardarán más tiempo en evolucionar hacia esta nueva vía cibernética;   además de que mucha gente aún confía  plenamente en el trabajo y asesoría que recibe  de sus agentes, cara a cara, señaló la funcionaria de la AMIS.
Desde su perspectiva, la certeza y la seguridad que muchos clientes sienten ante  el apoyo de sus agentes son indicador inequívoco de que los canales de distribución irán evolucionando a diferente ritmo en la adopción del uso de las plataformas digitales.
Yáñez expresó  que una  afectación colateral de la crisis sanitaria se presentó con especial dureza en  la esfera económica. Hay que recordar, dijo, que el país ya venía acarreando decrecimiento, recesión  y muchos perjuicios  por las guerras comerciales, y la pandemia agudizó más el problema financiero de las empresas de esta industria, puesto que en la sociedad había poca       disponibilidad de recursos para el pago de primas de seguros. Esto ocasionó la  caída de las carteras de algunos ramos, y se recurrió a la ampliación de los periodos de pago para conservar negocios.
Una de las consecuencias favorables de este  confinamiento derivado de la  COVID-19 es que las autoridades reconocieron al seguro como una actividad esencial para la seguridad y la economía de México, ya que entre la sociedad emergió una  conciencia clara de los riesgos para la salud y la vida y este instrumento financiero destacó por su importancia como medio de protección,   indicó la representante  de la AMIS. 
La directora ejecutiva de Líneas de Negocio, Riesgos y Desarrollo del Sector de la AMIS dijo que es muy importante  seguir promoviendo iniciativas que fomenten la cultura del seguro para  que la sociedad se convenza de que ante una  pandemia tan peligrosa  el consumo de seguros es conveniente porque ello significa incrementar, robustecer  su   resiliencia.
La expositora señaló  que los mexicanos tendemos a minimizar o a rechazar el riesgo; parte de nuestra cultura es pensar que el siniestro bien se puede materializar en vidas ajenas, nunca en la propia.    “Esto  lo hemos visto tanto en terremotos como en choques vehiculares, en los que las personas creen erróneamente  que tales desgracias no ocurren tan seguido, dejando de pagar las primas de  las coberturas. Esto evidencia  que  no reforzar desde la industria    la importancia de estar protegido hace que se pierda el interés por mantener vigentes y a punto nuestros seguros”.          
Por todo lo anterior, Yáñez considera que para la industria del seguro se avecinan cambios acelerados relacionados con la cultura del  riesgo, con la innovación y con    la manera en que sus empresas  presentan y acercan los productos al consumidor. Y todo esto recibirá un impulso definitivo      haciendo uso de la tecnología, algo que no es lejano sino que forma parte ya de nuestra rutina, pues     ya hay aseguradoras que están caminando por  esa vía.        
La funcionaria manifestó que lo que sigue para el seguro es que todos entremos en un ciclo de mejora continua, de ensayo y error y de análisis de resultados, ya  que en esa ruta  descubriremos que los canales de distribución tradicionales también pueden ser digitales y que las herramientas tecnológicas son un complemento ideal para hacer cada vez mejor su labor.
Finalmente, Yáñez afirmó que “el seguro es el producto financiero que tiene mayor repercusión  social. El seguro  es un salvavidas que le cambia el destino a una familia cuando ésta sufre un siniestro y está cubierta adecuadamente.     Por  ello necesitamos aprovechar este momento y sus múltiples lecciones para crear conciencia de riesgo y convertir al seguro y  a   la  tecnología en nuestro equipo básico de protección  para salir fortalecidos en todos los aspectos”.

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Covid19,Sector Asegurador, Digitalización