Patrimonio / Los componentes clave de tus finanzas personales (Parte 1 de 6)
Cuando hablamos de finanzas personales, abordamos una enorme variedad de temas importantes: cómo manejar nuestro dinero, invertir para hacerlo crecer, salir de deudas, proteger lo que es nuestro, entre muchos otros.
El estudio de todos estos temas incluye una gran variedad de factores que no son sólo financieros, sino psicológicos y de comportamiento humano, ya que el dinero, como sabemos, tiene un enorme componente emocional.
Precisamente por eso las finanzas personales son personales: lo que funciona para uno no necesariamente le sirve a otra persona. No creo en recetas, sino en reflexiones que nos lleven a tomar las decisiones que son adecuadas para nuestro caso particular.
Debemos entender que todos tomamos decisiones financieras todos los días, varias veces al día, desde que nos levantamos y decidimos qué vamos a desayunar o si nos compraremos un café en el camino. Lo hacemos cada vez que pensamos si valdrá la pena tomar un medio de transporte distinto cuando hay un fuerte aguacero o cuando vemos algo que nos gusta en un escaparate y decidimos si comprarlo o no.
Pero también nos debe quedar muy claro que el dinero no es todo en la vida y no es un fin en sí mismo, sino un medio para alcanzar lo que realmente es importante para nosotros. Pero sí tiene un impacto definitivo en la calidad de vida que obtenemos. Sin duda alguna. Tenerlo nos da mucha flexibilidad y nos brinda oportunidades.
Así, las finanzas personales son muy variadas y, sin embargo, podemos clasificarlas en cuatro grandes componentes que son:
1.-Tener claridad en lo que es importante para nosotros y, con base en ello, establecer metas y objetivos. Esto está muy subestimado pero es una pieza fundamental. Si no sabemos dónde estamos parados hoy pero sobre todo, hacia dónde queremos llegar, estaremos navegando sin rumbo ni dirección.
2.-El ahorro como condición necesaria para construir patrimonio. Esto incluye aprender a manejar nuestro dinero para poner primero lo primero (nuestras prioridades). También entender cuál es el papel de las deudas y comprender que si no nos pagamos primero a nosotros mismos, no tendremos oportunidad alguna de alcanzar nuestro destino.
3.-El crecimiento del patrimonio a través de la inversión. Como ya dijimos, el ahorro es necesario, pero no es suficiente. Si no lo hacemos crecer, perderá su poder adquisitivo con el tiempo. Por eso es tan importante aprender a invertir. No es difícil, pero también requiere cambiar nuestra manera de pensar. Mucha gente busca “el mejor instrumento” o “el mejor lugar”: esas son las preguntas incorrectas.
4.-La protección del patrimonio, tema que también se minimiza, sobre todo en un país como México en donde carecemos tanto de una cultura de previsión. Proteger lo que estamos construyendo y a las personas que amamos es básico y fundamental.
Desde luego que hay muchos otros componentes importantes, como por ejemplo una adecuada planeación fiscal que nos permita aprovechar los beneficios a los que todos los mexicanos tenemos derecho (por ejemplo, hacer deducible nuestro ahorro para el retiro además de ciertos gastos médicos y colegiaturas). Pero me parece que se puede insertar en los demás rubros mencionados (aunque en ciertos casos de gran complejidad sí merece tener su propio apartado).
Todos debemos tener un plan financiero que incluya estos cuatro componentes fundamentales.
Las estrategias se hacen por etapas: no podemos pretender correr antes de aprender a caminar. Además, primero tenemos que tener claro en qué dirección nos vamos a mover (prioridades, metas, objetivos). Tenemos que tomar control de nuestro dinero de tal manera y reservar una parte para nosotros.
Entonces, establecer una estrategia –un portafolio de inversión– que sea congruente con esos objetivos y el horizonte de tiempo en el que los pretendemos alcanzar. Porque no es lo mismo invertir dinero que necesitaremos en tres años, que recursos que son para nuestro retiro dentro de 30 o 40 años.
Finalmente, tener una estrategia que nos permita cuidar y proteger todo lo que estamos construyendo. No queremos que un viento en contra lo destruya.
Así que manos a la obra. En las siguientes columnas hablaré de cada uno de estos componentes.
Las estrategias se hacen por etapas: no podemos pretender correr antes de aprender a caminar. Además, primero tenemos que tener claro en qué dirección nos vamos a mover (prioridades, metas, objetivos).