Con el cambio en la Ley del Seguro Social, las pólizas de vida han evolucionado y se han convertido en un mecanismo de ahorro que permitirá a las próximas generaciones, que no tendrán pensiones, mantener su nivel de vida cuando dejen de laborar.

Los jóvenes han mostrado mayor interés en estos servicios, pues no contarán con pensiones y buscan la forma de mantener su nivel de vida.

Asimismo, esta ley ha permitido que las empresas puedan contratar seguros de vida para personas clave en la organización y en caso de fallecimiento o invalidez, puedan recibir la indemnización, costear el ingreso de nuevas personas para los puestos o sirva como un apalancamiento.

También los socios pueden resultar beneficiados y pueden comprar la participación de acciones a los deudos del socio que falleció para evitar que personas indeseables o que no tengan experiencia, pero si poder de decisión, ingresen a la empresa. Además de dar beneficios fiscales a las personas físicas o las empresas que los contraten, lo mismo cuando se reciben los beneficios.

Planes personales de retiro y seguros de vida, los más populares entre jóvenes

Marcelo Gustavo Angione, vicepresidente de Administración de Riesgos de la Cámara Nacional de Comercio (Canaco) Valle de Toluca, señala que en los últimos cinco años el Plan Personal de Retiro (PPR) se ha convertido en el producto más demandado en el mercado asegurador, principalmente, por los jóvenes ante la necesidad de nuevas formas de garantizar una vejez digna.

“Hemos visto que gente que gana 15 mil pesos destina entre 700 y mil pesos al mes, gente que gana entre 30 mil y 40 mil pesos destina entre 2 mil 500 y 3 mil 500 pesos”.

Para tener mejores rendimientos y un mayor monto al final de su vida laboral, dijo, muchos jóvenes entre los 25 años contrataron un PPR por 500 pesos mensuales, llevan pagándolo 10 años y si tiene un mejor salario contratan un PPR adicional por mil pesos.

“Suman los seguros conforme sus ingresos incrementan, es una reacción muy inteligente del mercado y las necesidades de la gente. Este fenómeno se disparó a raíz de la pandemia y como van las cosas es muy probable que haya jóvenes que contraten un tercer seguro”.

Para las nuevas generaciones que buscan mayores beneficios económicos al final de su vida laboral, lo ideal es contratar un PPR desde que generan su ‘primer peso’, porque entre más jóvenes, más barato será el seguro. 

Cuando la persona llegue a los 65 años o la edad de retiro, recibirá el monto total de lo que generó, la prima, más los intereses, lo mismo que las aportaciones voluntarias y los intereses de dichas aportaciones.

“Hay jóvenes que cursan la carrera trabajando y generan dinero desde los 17 o 19 años, hay otros que se gradúan y después de los 24 años trabajan, pero cuanto antes lo contraten más dinero tendrán al momento de retirarse”.

Resaltó que hay muchas formas de contratar un seguro de vida de manera temporal y si la persona no fallece cuando venza el plazo no hay devolución del monto. Aunque hay otros esquemas denominados vida-pago-limitado que aseguran a la persona de por vida pagando durante 5, 10 o 15 años y permiten las aportaciones o montos de ahorro.

Para todos los bolsillos

Actualmente una póliza de vida por una suma acumulada de 500 mil pesos puede costar 3 mil pesos al año, es decir, 250 pesos mensuales, y entrega la suma integra a los deudos tras el fallecimiento o bien el pago de una suma segura por invalidez. Sin embargo, después de la pandemia los costos, en sus diferentes modalidades, incrementaron hasta 100 por ciento. 

Aumentan las expectativas de vida, y con ella, la población de la tercera edad

Un seguro puede contratarse hasta los 69 años y tiene cobertura mientras la persona viva o lo siga pagando. Después de esa edad se vuelve más complicado contratarlo porque la esperanza de vida disminuye.

Para 2030 la población de 65 años o más será de 15.3 millones de personas, por lo que vale la pena tener una jubilación.

A la fecha entre las principales causas de muerte en el país, dijo, está la diabetes, los problemas del corazón, tumores malignos relacionados con el cáncer, y covid-19, aunque también pueden presentarse accidentes que provoquen alguna discapacidad.