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Por nueva normalidad, suscriptores deben sepultar creencias obsoletas y abrazar digitalización


Ya  que la pandemia de  COVID-19 demostró que las áreas técnicas de las aseguradoras podían romper viejos paradigmas e instrumentar procesos operativos más versátiles, los suscriptores tendrían que asumir dicho estándar operativo como una práctica habitual, incluso después de que se mitigue la diseminación del SARS-CoV-2, de manera tal que sepulten viejas creencias y abracen sin recelo la digitalización, dos armas que les permitirán sortear con éxito los retos asociados a la   nueva normalidad,   afirmó Claudia Rodríguez, presidenta  de la Asociación de Seleccionadores de Riesgos en el Seguro de Personas (Aserp).

En entrevista con el periódico El Asegurador, Rodríguez apuntó que la irrupción de la COVID-19 y su consecuencia inmediata sobre la continuidad operativa de las aseguradoras orilló a los seleccionadores a dejar atrás prácticas corporativas convencionales, como el tedioso papeleo y la colaboración interpersonal con los otros  departamentos, de modo que   emergió en la suscripción la tan ansiada deslocalización de sus actividades y, como nunca antes, se flexibilizaron los procesos.

“Con la COVID-19, los seleccionadores experimentamos una   evolución verdadera de nuestra actividad, proceso que habíamos  pospuesto durante años. En tal sentido, la necesidad de analizar documentos en físico, llevar a cabo la evaluación del prospecto en persona y contar con un sinfín de firmas se convirtió en un factor  del que podíamos prescindir   para sacar adelante las tareas de  nuestro oficio”, dijo la entrevistada. 

Por  ese motivo, y frente a la inminente nueva realidad que vivirá  la industria, los suscriptores tendrían que enfrentar esta coyuntura “con una postura en la que no solo reconozcamos el nuevo contexto social, sanitario y de consumo, sino también estemos dispuestos a innovar y aprender nuevas cosas, en una apuesta que nos permita sugerir   soluciones inéditas de aseguramiento sin descuidar el nivel de riesgo de la institución”, explicó Rodríguez.

Y es que, desde la perspectiva de la presidenta de la Aserp, la suscripción de riesgos puede desempeñar un rol fundamental para conseguir que la distribución de seguros sea un proceso mucho más ágil y novedoso; no obstante, alertó, para conseguir dicha aspiración “es indispensable que los seleccionadores adoptemos una postura mucho más abierta a la innovación, con una mentalidad menos conservadora”.

Rodríguez apuntó que frente al panorama que se adivina  en el corto plazo  en lo que se refiere a la administración de riesgos es evidente que el seleccionador no debe dejar a un lado aspectos clave  de su oficio, como la definición de invalidez, las tarifas y el riesgo  asegurable; sin embargo, dijo, la especialidad experimentaría un rezago profesional considerable si se pretenden llevar a cabo estas ideas obviando realidades indiscutibles, como las nuevas tendencias de consumo, el panorama económico y el actual  cúmulo de riesgos epidemiológicos, factores que sufrieron una   modificación drástica a raíz de la irrupción de la COVID-19.

“Lamentablemente, muchos suscriptores siguen reacios  a cambiar sus procesos o alterar los básicos de la profesión. En realidad, muchos seleccionadores de la vieja escuela   son renuentes a la posibilidad de caminar sobre el terreno de la digitalización y rehúsan  innovar o vivir su oficio según otra mentalidad”,    advirtió la dirigente.

“Creo  que una de las enseñanzas más importantes que nos ha dejado la COVID-19 estriba en que no necesariamente lo que funcionó en algún momento seguirá como  práctica vigente o útil; por consiguiente, tendríamos que actuar frente a nuestra profesión  con mayor versatilidad;  por ejemplo  frente a la transformación digital. Todo  ello sin perder el entusiasmo para  proponer nuevos protocolos que permitan mejorar la operación del sector seguros”, abundó la presidenta de la Aserp.

La información es poder

En otro punto de la charla, Rodríguez destacó que, a pesar de la gran cantidad de decesos y el número considerable de infectados con  la neumonía atípica que produce el nuevo coronavirus, las estadísticas médicas y de mortalidad no son lo suficientemente claras ni  sólidas para que el sector asegurador suscriba y brinde coberturas   a personas que hayan padecido la afección o que corran el riesgo de contagiarse.

“Hoy en día ya existen manuales de suscripción desarrollados por algunos reaseguradores que brindan cierta  noción de cómo tarificar la COVID-19, pero todavía no contamos con el sustento estadístico que nos permita determinar de qué forma las personas fallecen como consecuencia de sufrir la enfermedad ni  conocemos con claridad qué tipo de población   está en mayor riesgo de presentar secuelas, no solo del padecimiento, sino también del tratamiento que recibió”, puntualizó la funcionaria.

Por lo anterior, Rodríguez exhortó a los seleccionadores a mantenerse informados y actualizados acerca del ritmo con  que evoluciona la expansión de la COVID-19, ya que todavía no existen los datos clínicos para llevar a cabo una evaluación y tarificación correcta; de ahí que, por ejemplo, no se pueda  cobrar una extraprima  al prospecto;  y, en tal sentido, afirmó, solamente se puede rechazar o aceptar el riesgo de forma convencional, dependiendo de las pautas  de suscripción de cada institución de seguros.

“Los fundamentos médicos tendrían que seguir siendo la piedra angular de nuestro actuar  como suscriptores, visto que en los cuestionarios no se permite  incluir preguntas que giren alrededor de aspectos sociales. Por otro lado, también es indispensable que, más allá de la versatilidad que pueda  alcanzar la selección, la actividad no tendría que alejarse del rigor  que la caracteriza ni   flexibilizar los protocolos con base en exigencias comerciales, porque eso podría desembocar  en siniestros prematuros, posibles fraudes y hasta en la posibilidad de que el prospecto presente  enfermedades no declaradas, detectadas y que no necesariamente tengan relación con la COVID-19”, sostuvo la presidenta de la Aserp.

Prevención, el futuro de la suscripción

Casi al término de su intervención, Rodríguez insistió en que la suscripción se puede convertir en un eslabón fundamental para conseguir que los seguros se adapten con naturalidad al nuevo panorama de riesgos epidemiológicos y demográficos.

Para conseguir el objetivo descrito, continuó quien preside  la Aserp, los seleccionadores deben trabajar muy de cerca con los departamentos comerciales y legales de las compañías de seguros  con el fin de diseñar coberturas que orillen a los clientes a apostar por la prevención y el estilo de vida saludable, fórmula que no solamente ayudaría a mejorar los índices de siniestralidad en la industria, sino que también permitiría edificar una sociedad mucho más resiliente ante riesgos sanitarios emergentes, como las pandemias y la cada vez más frecuente prevalencia  de trastornos psiquiátricos, como la ansiedad y la depresión.

“La industria aseguradora con operación en México debe centrar esfuerzos en la prevención, ya que no debemos obviar que un segmento muy importante de la población en este país forma parte de la tercera edad, por lo que no es descabellado ensamblar coberturas para adultos mayores, con diabetes  o con hipertensión. Sin embargo, esto solo será factible si por medio de la cobertura contratada conseguimos estimular la prevención en el asegurado”, aseveró Rodríguez. 

La funcionaria de Aserp concluyó sus consideraciones de esta manera: “En concreto, el control de enfermedades es lo que nos permitiría convertirnos en un sector que atraiga a un cúmulo importante de clientes que aprecien la revisión médica y el estilo de vida saludable como dos procesos fundamentales en su existencia”.  

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