De acuerdo con una investigación de Matilda Kotze, vicepresidenta y jefa global de Reclamaciones de Reinsurance Group of America (RGA), es indispensable llevar a cabo investigaciones continuas para comprender completamente los efectos a largo plazo del COVID-19 en el organismo humano; pues la evidencia disponible indica que las reclamaciones potenciales en seguros pueden presentarse de varias maneras y mucho tiempo después de la infección inicial por el virus SARS-CoV-2. 

Matilda Kotze, en el estudio denominado Opiniones de reclamos globales: después de la tormenta, consecuencias para la salud a largo plazo del COVID-19, añade que los equipos de reclamaciones de las instituciones de seguros deben asegurarse de poder identificar las secuelas del nuevo coronavirus y tener una buena comprensión clínica y funcional de sus posibles causas, al tiempo que deben aplicar prácticas sólidas al adjudicar indemnizaciones. 

“Más que nunca es importante considerar las circunstancias individuales de una reclamación, en particular el efecto en la capacidad funcional, y evaluar cómo se relaciona con la capacidad para trabajar o los parámetros clínicos y funcionales que pueden incluirse en la definición de política de incapacidad”, indica Kotze.

El informe de RGA refiere que aunque es importante comprender los efectos a más largo plazo que la COVID-19 puede tener en el cuerpo una vez que la infección aguda ha remitido, la evaluación del deterioro, independientemente de la condición, enfermedad o dolencia en la capacidad para trabajar es la naturaleza fundamental de adjudicación de reclamaciones por discapacidad. Por ello, es esencial que los evaluadores de siniestros apliquen los principios de diagnóstico habituales para determinar si ha ocurrido un evento asegurado y mantengan la mente abierta al adjudicarlos. 

El informe de RGA señala que la evidencia de las reclamaciones debe incluir documentación objetiva y funcional, con una comprensión clara de cómo se han visto afectadas la calidad de vida y la capacidad funcional del reclamante. Además de las diversas manifestaciones clínicas ya conocidas, la mayor parte de la evidencia actual sobre los efectos de COVID-19 indica que se requiere más investigación antes de que se pueda alcanzar una comprensión completa.

Además, el entrar a la Unidad de Cuidados Intensivos es un mal pronóstico para el regreso al trabajo, con solo aproximadamente 50 por ciento de las personas que retornan a laborar un año después del ingreso. Incluso, las personas que vuelven a trabajar, inicialmente experimentan algún daño en su capacidad intelectual, ya sea a través de una reducción de las horas de trabajo, un cambio de ocupación o la pérdida del empleo. 

Esto significa que el alcance total de la COVID-19 puede tardar hasta tres años en producirse, lo cual destaca la importancia de la gestión continua de casos para apoyar a los reclamantes durante su plan de recuperación y para anticipar que algunos reclamantes pueden necesitar apoyo para regresar al trabajo varias veces, en lugar de solo una vez.

Otras consecuencias

Aunado a los efectos directos del coronavirus (disfunción respiratoria, deterioro neuropsiquiátrico, dificultades en la memoria, insuficiencia cardiaca y disfunción renal, entre otras), la interrupción de los servicios de salud como consecuencia de la pandemia es otro factor a considerar en el contexto de la gestión de siniestros. 

Una encuesta realizada por la Organización Mundial de la Salud (OMS) en junio de 2020 indica que los servicios sanitarios se han interrumpido en muchos países; la mitad de los encuestados cesaron parcial o totalmente sus regímenes de tratamiento de la hipertensión y la diabetes, y los tratamientos contra el cáncer y las emergencias cardiovasculares se redujeron en un 42 y un 31 por ciento, respectivamente. 

Por si esto fuera poco, casi dos tercios de los países (63 por ciento) ha interrumpido sus servicios de rehabilitación. Dadas las posibles consecuencias para la salud a largo plazo del COVID-19, dichas pausas pueden ser perjudiciales para las personas que requieren rehabilitación para mejorar su función y poder regresar al trabajo.