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Seguros educacionales


Después del soponcio de la semana pasada al enfrentarnos al elevado costo de traer más seres humanos al mundo, hoy escribiré sobre una alternativa que nos permite diluir el impacto económico de alimentar nuevas bocas. Todo parte de la tan mentada planeación y el orden que deben prevalecer en el adecuado manejo de las finanzas, sean corporativas o de bolsillo. Si contamos con estos dos elementos, en el terreno económico la previsión jugará un papel preponderante en la gran responsabilidad de ser mamá y papá.

De los millones de pesos que cuesta la manutención de nuestra descendencia, una gran parte, en muchos casos superior al 15 por ciento, es el costo de los estudios universitarios (obviamente en escuelas privadas), que además de las colegiaturas implica la adquisición de tecnología, el medio de transporte y demás necesidades de los estudiantes modernos.

¿Estamos preparados con los billetes suficientes para desembolsos mensuales que superan los 30 mil pesos? Creo que poca gente de clase media tiene esa holgura en la cartera.

¿Y si te dijeran que puedes prepagar la universidad (incluso la preparatoria) cuando tu prole apenas está gateando? El costo del dinero en el tiempo te ayudará enormemente. Esto es posible gracias al llamado seguro educacional, que te permite generar un fondo con el cual cubrirás los futuros compromisos escolares, a la vez que protege a quien lo paga (mamá, papá, abuelos, tutores, etcétera), en caso de fallecimiento o invalidez.

Este producto ayuda muchísimo para que, peso a peso, construyas el patrimonio necesario para el desarrollo profesional de tus hijas e hijos, pues no simplemente se constriñe a cursar una carrera, también se puede utilizar para otros fines, como montar un negocio. En pocas palabras, será el empujón inicial hacia su independencia financiera.

Los seguros de este tipo son muy recomendables para cuando tus chilpayates están en su más tierna infancia, ya que si lo quieres comprar cuando ya van a cumplir 18 años te costaría lo mismo que el pago de la escuela (de hecho, ni te lo venden). El secreto es que, teniendo tantos años para pagarlo, no vas a sentir los ramalazos de carretonadas de lana que cuestan las universidades más prestigiadas (que no necesariamente las mejores).

Por último, te digo que estos seguros educacionales además generan sustanciales rendimientos, lo que los convierte en productos sumamente atractivos.

Asesórate, compara, elige y compra.

Recuerda que “No es más rico el que gana más, sino el que sabe gastar”.

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