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¿Y la salud financiera para cuándo?


La importancia de la salud física como la mental es indiscutible. Sin embargo, ¿qué ocurre con la salud y el bienestar financieros de las personas? Recientemente fue publicado el Estudio de Bienestar Financiero 2022 en México. Por medio de un test en línea, la empresa Invested entrevistó a 1,500 empleados de diferentes empresas. A los participantes se les pidió que respondieran puntos concretos sobre las siguientes áreas: ahorro, deudas, planeación, retiro y patrimonio.

Algunas de las cifras que arrojó el análisis de la encuesta resultan reveladoras. Por ejemplo, a la pregunta: “¿Cuál de estas razones te causan más estrés?”, la respuesta más señalada fue “Temas de dinero”, con 53.7 %, seguida de “Mi trabajo” y en tercer lugar, “Temas de salud”. En la misma tendencia, 52.93% consideró que el estrés ocasionado por temas financieros tiene un impacto negativo en el desempeño de las actividades diarias.

Para que un médico logre hacer un primer diagnóstico acerca de la salud del paciente, es necesario que éste responda preguntas básicas sobre síntomas y sensaciones. De la misma forma, lo ideal es que cada uno de nosotros tenga más o menos claro nuestro estado financiero. Sin embargo, el estudio en cuestión arroja cifras preocupantes: poco más de 52% no sabe cuáles son sus gastos fijos mensualmente, y 40% no tiene claridad de cuáles son sus ingresos. Si no sabemos cuánto ganamos ni cuánto gastamos, el diagnóstico de nuestra salud financiera será complicado de precisar.

Existe un parámetro que dice que, de los ingresos totales mensuales, si se destina hasta 20% de ellos a pagar deudas (hipotecas, créditos y préstamos) entonces se tiene una buena salud financiera. Los datos del Estudio nos ponen en alerta a ese respecto, ya que 60% de los encuestados destinan más de 20% de sus ingresos a pagos de deudas. De ese porcentaje, 18.97% utiliza más de 50% de sus ingresos para cubrir deudas, lo cual es francamente grave. Sin duda, se trata de pacientes en verdadero estado de shock.

Valdría la pena especular sobre si ese casi 19% forma parte del 31.70% que respondió que no está ahorrando nada para su retiro, frente al 68.3% que sí tiene una cuenta para el retiro. Uno de los datos más sorprendentes que arrojó la encuesta se refiere a la edad de retiro: 72% de los encuestados respondió que desea retirarse a los 60 años, cuando la ley es clara al respecto y marca los 65 años como edad mínima para la jubilación.

Como puede deducirse a partir de estos datos, resulta comprensible que la salud mental (en específico el estrés) esté estrechamente relacionada con el bienestar financiero. Una posible solución no pasaría solamente por ir a terapia psicológica, sino también en establecer planes concretos para la educación financiera de la población en dos ámbitos estructurales: gubernamentales y banca privada. Por ejemplo, que los bancos establezcan como requisito que, si trata del primer crédito para el solicitante, curse y apruebe un curso básico de finanzas personales; o que el gobierno federal extienda la Semana de Educación Financiera, impartida on line, a una campaña profusamente difundida en medios, tal como lo hace pare prevenir el consumo de drogas. Si un país es un organismo, urge que todas sus células estén regularmente sanas para tener una salud pública financiera estable. Y todo comienza, como ya se sabe, a partir de la educación, de la prevención. Empecemos a hablar no sólo de nuestra salud física, mental y emocional, sino también, e igual de importante, de nuestra salud financiera.

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